lunes, 13 de marzo de 2017

HE PECADO

Cuando el sábado 25 de febrero, en la fila de El Banco de Alimentos, en el Centro Parroquial, pusieron un cartel en el que se nos citaba el sábado 11 a las 16 horas, algo se me pasó por la cabeza, y no bueno.
A mediados de la semana pasada llegó a mis oídos que el señor obispo de Toledo iba a venir a El Casar de Escalona, de visita. Entonces até hilos y efectivamente, cuando el viernes nos enviaron un mensaje diciéndonos que el obispo nos iba a entregar los alimentos en un acto en la iglesia, se me encendió la llama atea revolucionaria con la que he crecido y me dije NO HIJO NO, A MI NO CON ESTAS NO.
Si el señor obispo quiere venir a este pueblo, que venga. Todos los días si le apetece. Si quiere dar los alimentos en el Centro Parroquial, como todos los sábados del año que se reparte, me parece bien. Pero de ahí a que se haga un acto solemne en la iglesia, con feligreses que van a observar, a curiosear, a oliscar, a pelotear. Por ahí no pasa mi culo.
No es plato de gusto ir cada 15 días a que te den unos productos porque tú no llegas. No es un plato de gusto, para mí, que aun siendo un ateo cabrón, tenga que acudir a un Centro Parroquial, en lugar de a un centro de Cruz Roja a recoger esos alimentos. Y no digo más tener que ir a la Iglesia, rodeado de feligreses de domingo, de misa de 12 esporádica, de saludo hipócrita, mirada altanera, para ver como el señor obispo entrega unos alimentos en solemne acto religioso.
¿Qué pasó? Pues que no fui. He pecado porque en este caso mi orgullo ha podido más que nada. Me ha faltado humildad. Soy capaz de ver la cara al cura cada 15 días, pero no me ha dado la gana de ver la cara al obispo un solo día.
No creo en los pecados, pero tampoco en los milagros, y el señor obispo venía a marcarse uno. No necesito bendiciones de nadie para comer, de nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario